lunes, 27 de julio de 2015

370 Un mercado común latinoamericano



370   LA CHISPA   

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

UN MERCADO COMÚN LATINOAMERICANO

            Todas las actividades humanas están subordinadas al comercio y la banca.  De tal manera que son los “Mercados” los que determinan el asentamiento de los polos del Poder.  Es ahí, precisamente, donde reside la base del enorme poderío yanqui.  Casi trescientos millones de ciudadanos con una capacidad casi infinita para adquirir cuanto tiliche les ofrezcan.  No hay cosa que no compren, no importa dónde la fabriquen ni para qué sirva.  Pero ese colosal mercado no nació así nomás por arte de magia; es el resultado de una planificación cuidadosa de muchos años.  Sus fundadores sabían que si el pueblo tiene “capacidad para comprar, endeudarse y pagar”, está creada la base para el desarrollo de una economía vigorosa.  Un pueblo que apenas gana lo justo para mal comer, JAMÁS podrá lograr el desarrollo.  Cada ciudadano TIENE que ser capaz de “gastar”, pues tal acción es la que pone en movimiento las ruedas del progreso económico.  Es el consumismo, el gran mercado consumista de Norteamérica, la clave mayor del poder yanqui sobre todo el planeta.  Un mercado interno capaz de absorber lo que sea, es la garantía de un seguro flujo de mercancías y capital, los elementos que ponen en movimiento ascendente la espiral de la Economía.
            Pero ese fenómeno no se da por generación espontánea o casualidad, sino que debe ser planificado meticulosamente.  ¿Quiénes, cómo, dónde, cuándo, qué recursos, en qué cantidades, qué productos?  Y después de eso, crear la infraestructura necesaria para facilitar el flujo de mercancías.  Y como es natural, la Banca debe jugar un papel muy importante; pero no una banca internacional propiedad de explotadores al servicio de intereses ajenos a la región.  Y desde luego que no debe ser una banca controlada por extranjeros, porque de ser así, es seguro que solo llevará beneficios a esa gente.  La América Latina debe crear una banca internacional con un gran capital aportado por todos los países miembros del Mercado.  Una banca libre de influencias externas a la región, y que considere el desarrollo integral y no solo la parte económica.  Que sea un ente social y no un monstruo impersonal e insensible como el Banco Mundial.  Que dicte las políticas de desarrollo no solo pensando en el dinero y los intereses, sino con una consciencia social enraizada en valores humanos y humanitarios.
            Después de ese primer paso, se debe escoger dos o tres polos de desarrollo que garanticen el éxito de los Mercados.  Estos podrían ser Brasil para todo el sur, Panamá para Centroamérica y el Caribe, y México para el Norte.  Pero ¿qué es necesario para que los productos lleguen a los Mercados?  Vías de comunicación.  Después de cinco siglos de Independencia, es un milagro que sigamos hablando el mismo idioma, pues el aislamiento de nuestros pueblos es tal, que pareciera que vivimos en planetas diferentes.  Suramérica termina en Colombia; y Centroamérica está precariamente vinculada con el Norte por una sola carreterita que en cualquier huracán o temporal puede desaparecer.  No tenemos una marina mercante poderosa y bien organizada, sino que debemos exportar nuestros productos en barcos gringos, para allá y para acá, cuando importamos.  Y así no se puede.   Una marina mercante propia nos permitiría llevar nuestros productos hasta África, Asia y Oceanía a precios reducidos; además, comprar en esos Mercados, más accesibles económicamente, todo lo que necesitemos.   Los barcos gringos solo nos traen productos gringos, lo mismo los europeos y los japoneses.  Debemos dominar el mar, pero eso no se puede hacer con unas cuantas lanchitas de madera o las raquíticas flotas de Argentina, Brasil y México.  Con nuestra flota, NADIE podría imponernos tarifas de fletes ni el DESTINO o PROCEDENCIA de los productos que comerciemos.  Podríamos comprar directamente en las fuentes lo que necesitemos.  También podríamos vender “a domicilio”.  Si dependiéramos del petróleo de Irán, ya hubiéramos colapsado porque ningún barco gringo o europeo nos transportaría este elemento.  Y si lo intentara algún país europeo o asiático, lo amenazan con cerrarle los puertos de USA.  Fin de la historia.
            Necesitamos una marina mercante latinoamericana, capaz de movilizar por todo el mundo nuestros productos.  Esa fue la clave de la riqueza de los fenicios: el comercio marítimo; también lo fue de los venecianos, portugueses, españoles e ingleses en su época de gloria.  Ahora lo es del Japón, un país que no tiene espacio ni para que los entierren, es la segunda potencia mundial económica.  ¿Y por qué?  Porque posee una marina mercante colosal.  Si ellos tuvieran que pagar a otros países por el transporte de sus productos, estarían al mismo nivel que nosotros: en la quiebra.  No es justo que todo lo que exportamos se haga en barcos gringos, japoneses o europeos.  Nuestros productos deben llevarse en barcos nuestros, que empleen a miles de latinos y que generen riqueza adicional al no permitir que sus precios sean inflados artificialmente por los costos del transporte.  Además, sin intermediarios ladrones.  ¿Cómo es posible que para llevar una mercancía colombiana a Uruguay tenga que hacerse en barcos gringos o japoneses?
            Gran parte de la desgracia de la América Latina consiste en ese “planeado subdesarrollo” de nuestra infraestructura de comunicación.  Porque no se crean que esto es producto de la casualidad.  En Estados Unidos, Europa o Japón NO ESTÁN INTERESADOS en nuestro avance industrial.  Al contrario.  Ellos saben que si alcanzamos algún grado de crecimiento tecnológico, tendrán que decirle ADIÓS a las fuentes de materia prima barata que por ahora no sabemos qué hacer con ella, porque no dominamos la tecnología necesaria para convertirla en productos de Mercado, y tenemos que venderla en bruto.  Esa es la causa por la que JAMÁS propiciarán el desarrollo industrial de esta región del mundo: NO LES CONVIENE.   Ciudadano, no se engañe creyendo que nuestro desarrollo vendrá de USA, China, Japón o Europa mediante tratados.  Este solo está en nuestras manos.  Solo nosotros podemos elegir nuestro destino, y ojalá que sea pronto, cuando todavía tenemos “recursos naturales”.  Cuando todavía no nos hayan saqueado por completo y nos dejen como el África. 
            Fraternalmente                                   
RIS    E-mail:   rhizaguirre@gmail.com